domingo, 19 de septiembre de 2021

La isla era un refugio al atardecer

Carmen Cuervo

Azul loco y verde loco del lino en rama y en flor, mareando de oleadas, baila el lindo azuleador. Cuando el azul se deshoja, sigue el verde danzador: verde-trébol, verde-oliva el gallo verde-limón. ¡Vaya hermosura! ¡vaya el color! Rojo manso y rojo bravo, rosa y clavel reventón. Cuando los verdes se rinden, él salta como un campeón. Bailan uno tras el otro, no se sabe cuál mejor, y los rojos bailan tanto que se queman en su ardor. ¡Vaya locura! ¡Vaya color! El amarillo se viene grande y lleno de fervor y le abren paso todos como viendo a Agamenón. A lo humano y lo divino, baila el santo resplandor: aromas gajos dorados y el azafrán volador. ¡Vaya delirio! ¡Vaya el color! Y por fin se van siguiendo al pavo-real del sol, que los recoge y los lleva como un padre o un ladrón. Mano a mano con nosotros todos eran, ya no son: ¡el cuento del mundo muere al morir  el contador!
Gabriela Mistral


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