viernes, 17 de diciembre de 2021

Voy a ver si puedo correr

Carmen Cuervo
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Este día empieza a crecer. Voy a ver si puedo correr con la mañana silbándome en la espalda o mirarme en las burbujas. Tengo que aprender a volar entre tanta gente de pie. Cuidan de mis alas unos gnomos de lata que de noche nunca ríen. Si la lluvia llega hasta aquí voy a limitarme a vivir, mojaré mis alas como el árbol o el ángel o quizás muera de pena. Tengo mucho tiempo por hoy, Los relojes harán que cante, Y la espuma gira en torno a mi piel, me han puesto manos para hablarle a las cosas de mí. Y al fin mi duende nació: tiene orejas blancas como un soplo de pan y arroz y un hongo como nariz, cuatro pelos locos y un violín que nunca calla, sólo se desprende y es igual a las guirnaldas, es que nunca calla sólo se desprende y es igual a las guirnaldas. Este día es algo de sal, me dejó vibrando al nacer, pesa y es liviano como un hilo sin nombre, suena un poco a mi guitarra. Tengo que aprender a ser luz entre tanta gente detrás. Me pondré las ramas de este sol que me espera para usarme como al aire. Y es que al fin mi duende se abrió, tiene un corazón de mantel y batón y un guiño al ver que todo es verdad. Ya los gnomos cuiden a un violín que siempre canta, nunca se adormece y es igual a las guirnaldas. Y es que nunca calla, sólo se desprende y es igual a las guirnaldas.

Luis Alberto Spinetta

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