miércoles, 24 de noviembre de 2021

Verás cosas rotas por todos lados



 
Carmen Cuervo

Nunca imaginara que tal vez un día, con peluca suelta quedara el muñeco, los ojos ausentes, la testa vacía. Sin fondo, un abismo, semejaba el hueco del cráneo desierto, y en esa agonía, a pesar de todo, resonaba el eco del tierno «mamá», que se repetía. La imagen, por siempre, del pequeño exánime viva en mi memoria subsistió obstinada era yo tan tierna y tan pusilánime, pero, temerosa de algún alboroto,
le pedí a mi madre no dijera nada; y nunca nombramos el muñeco roto.

Marilina Rébora

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